Un director visionario y transgresor
Paul Bartel es el responsable de esta joya del cine de bajo presupuesto, que se inspira en el relato corto El corredor de Ib Melchior, pero le añade un tono cómico e irreverente que la convierte en una parodia de los filmes de acción y ciencia ficción de la época.
Durante el rodaje Bartel tuvo que lidiar con las exigencias del productor Roger Corman, que le pidió que incluyera más desnudos, más violencia y más humor en la película.
Bartel, que también hace un cameo como médico, demuestra su talento para crear una atmósfera futurista y decadente, utilizando escenarios reales y coches modificados. Las escenas de acción son trepidantes y violentas, pero también tienen un tono humorístico e irónico, que se refuerza con los comentarios de los reporteros que narran la carrera.
La música de Paul Chihara acompaña bien el ritmo de la película, con temas que mezclan el rock, el jazz y la música clásica. La fotografía de Tak Fujimoto es colorida y contrastada, creando una estética de cómic que se adapta al tono de la película.
La película se rodó en 18 días con un presupuesto de 300.000 dólares, y recaudó más de 3 millones en taquilla. Todo un éxito para la época.
Un argumento delirante y divertido
Se trata de una sátira distópica sobre una sociedad totalitaria que organiza una violenta y sangrienta competición automovilística en la que los participantes obtienen puntos por atropellar a los peatones.
El argumento es simple pero efectivo: en el año 2000, los Estados Unidos se han convertido en un estado fascista que controla a la población mediante el espectáculo televisivo de la Transcontinental Road Race, una carrera anual que atraviesa el país de costa a costa. Los cinco pilotos participantes tienen nombres y personalidades extravagantes, inspirados en personajes históricos o ficticios, como Calamity Jane, Matilda la Huno o Nerón el Héroe.
Cada uno conduce un coche temático equipado con armas y trampas, y va acompañado por un navegante del sexo opuesto. El objetivo es llegar el primero a la meta, pero también sumar puntos por atropellar a los ciudadanos que se encuentran en el camino, especialmente a los ancianos, los niños y los discapacitados.
Sin embargo, no todo es diversión para los pilotos, ya que deben enfrentarse a las trampas del gobierno, a las traiciones de sus rivales y a la resistencia de un grupo rebelde que quiere acabar con la carrera y con el régimen.
Un reparto carismático y explosivo
Uno de los mayores atractivos de “La carrera de la muerte del año 2000” es su reparto, que está formado por actores que se han convertido en iconos del cine de acción y serie B.
David Carradine interpreta a Frankenstein, el campeón indiscutible de la carrera, que viste un traje negro de cuero y lleva una máscara que oculta sus cicatrices. Frankenstein es un héroe nacional que tiene una legión de fans, pero también guarda un secreto que podría cambiar el destino del país.
Carradine consigue darle al personaje un aire misterioso y carismático, que contrasta con el de su rival más directo: Machine Gun Joe, interpretado por Sylvester Stallone.
Machine Gun Joe es un gánster violento y arrogante, que conduce un coche rojo con una ametralladora en el capó. Stallone demuestra su talento para la comedia y para las escenas de acción, en las que se luce con su físico y su carisma.
Los otros tres pilotos son Calamity Jane (Mary Woronov), una vaquera rubia y salvaje; Matilda la Huno (Roberta Collins), una neonazi rubia y agresiva; y Nerón el Héroe (Martin Kove), un gladiador romano rubio y presumido.
Los tres tienen momentos divertidos, pero también sufren las consecuencias de su ambición y su crueldad. Los navegantes son Simone Griffeth, Louisa Moritz, Don Steele, Joyce Jameson y Carle Bensen, que cumplen su función de acompañar a los pilotos y darles réplica.
Los coches, con una estética muy particular, son casi un personaje más en esta locura. El coche de Frankenstein es un Corvette modificado con piezas de plástico y metal. El coche de Machine Gun Joe es un Mustang con una ametralladora en el capó. El coche de Calamity Jane es un Chevy Nova con cuernos de toro. El coche de Matilda la Huno es un Volkswagen Escarabajo con una cruz gamada y el coche de Nerón el Héroe es un Jaguar con una lira en el techo.
Una película de culto que no pasa de moda
A pesar de los 48 años que han pasado desde su rodaje y esta reseña, la película sigue siendo una crítica mordaz y divertida a la sociedad de consumo, al poder mediático y a la violencia como forma de entretenimiento.
La película ha tenido varias secuelas e imitaciones, pero ninguna ha logrado igualar el encanto y la frescura de la original. También ha inspirado a videojuegos como Carmageddon y Twisted Metal.
La carrera de la muerte del año 2000 es una película que se puede disfrutar tanto por su valor cinematográfico como por su valor histórico y cultural, ya que es un reflejo de la época en la que se hizo y de las influencias que ha tenido en el cine posterior. Es una película que hay que ver al menos una vez en la vida, y que seguro que te hará pasar un buen rato.
- Título original: Death Race 2000
- Director: Paul Bartel
- Guion: Charles B. Griffith y Robert Thom, basado en el relato corto “El corredor” de Ib Melchior.
- Reparto: David Carradine, Sylvester Stallone, Simone Griffeth, Mary Woronov, Roberta Collins, Martin Kove, Lousia Moritz, Don Steele, Joyce Jameson y Carle Bensen.
- País: Estados Unidos
- Año: 1975
- Duración: 78 minutos