Los amantes de la serie B somos definitivamente una especie extraña, difícil de entender desde fuera. Se podría decir que este tipo de películas promocionan lo cutre, por lo general rodeados de guiones malos, malas actuaciones, malos efectos especiales, con dosis altas de gore, sangre, vísceras y con una sensación de que nada tiene sentido y todo ha sido improvisado.
Por todo esto el cinéfilo tradicional tiende a reprochar su existencia y negar con la cabeza mientras mira por encima del hombro a aquellos que las disfrutan como niños. ¿Qué vemos, aparte de todo lo mencionado que es verdad que está ahí, en estas películas para que sean tan adictivas?
Puede que la magia radique en las intenciones. En ese actor malísimo que hace que notes que se está dejando la piel. En ese director que quería contar una historia en la que realmente creía y utilizó todo lo que estaba a su alcance aunque no fuese muy habilidoso. En ese productor que veía como su dinero se iba por el retrete pero tenía tanta fe en lo que hacía que no le supuso un problema. Cine de intenciones, cine que sale de dentro.
Pues ese es el leitmotiv de la cinta de la que hablamos en este post. No puedo recordar la última vez que vi una película que iguale a “One Cut of the Dead” en originalidad y desde luego nunca había visto un homenaje a esa intencionalidad tan desde dentro. Es toda una oda de amor al cine que se hace con corazón.
Una estructura clásica para un contenido muy original
La película está dividida en tres partes separadas con bastante claridad y trata sobre un pequeño equipo que está rodando una película de zombies en una nave industrial. En uno de los descansos del rodaje los actores se darán cuenta de que algo raro está sucediendo fuera de la nave y que el ataque zombie se ha convertido en una realidad.
La primera parte de la cinta es la que nos pondrá a prueba. La que hará de filtro y nos servirá tanto de introducción como de final. La estructura puede parecer rara, pero una vez vista la película tiene todo el sentido del mundo. Es por ello que el espectador tiene que darle una oportunidad, aguantar el tirón y avanzar.
En la segunda parte se sientan un poco más las bases. Para mí es la parte más aburrida de las tres, pero es fundamental para poder llegar con todas las cartas sobre la mesa al brillante y divertido tercer acto que es lo que hará de esta película algo especial. Es donde veremos esa intencionalidad, ese dejarse la piel en algo en lo que se cree.
A pesar de ser una película que se estrenó hace años no quiero entrar más al detalle en la trama porque no me perdonaría el estropearle a alguien la sorpresa de descubrir de qué trata la cinta. Yo la vi a ciegas, sin saber nada más allá de la sinopsis, y creo que es la manera de disfrutarla realmente.
Reparto y Dirección
Dirige y escribe Shinichiro Ueda. Su trabajo de dirección es cierto que no va más allá de la coordinación de elementos y por ello no es el plano en el que más destaque, es con su guión con lo que ha conseguido el aplauso global en realidad.
Dentro del reparto hay que destacar al protagonista, Takayuki Hamatsu que consigue simpatizar con el espectador desde el primer minuto y que hace de ejemplo de todo lo que hemos hablado anteriormente. Un personaje nada plano, con mucho carisma y espíritu.
Existe un remake de esta cinta del año 2022, llamada “Coupez!” de producción francesa y dirigida por el director Michel Hazanavicius. Nunca diré no veas esa película, pero hablábamos del cine de intenciones, ¿recuerdas? Un remake difícilmente podrá igualar la intención de la original.
- Título original: Kamera o tomeru na!
- Año: 2017
- Director: Shin’ichirô Ueda
- Reparto: Takayuki Hamatsu, Yuzuki Akiyama, Harumi Shuhama, Kazuaki Nagaya, Ayana Gôda, Hiroshi Ichihara, Satoshi Iwagô, Manabu Hosoi, Sakina Iwaji, Yôko Takahashi, Miki Yoshida, Takuya Fujimura, Tomokazu Yamaguchi, Yoshiko Takehara
- Duración: 96 minutos