Crítica de Los surfistas nazis deben morir: un manual de cine trash

Los surfistas nazis deben morir es una película de 1987 dirigida por Peter George y producida por Troma Entertainment, la compañía de Lloyd Kaufman.

Se trata de una comedia de acción y terror ambientada en una especie de futuro post-apocalíptico, donde una banda de surfistas neonazis se enfrenta a una vengativa madre afroamericana que busca justicia por el asesinato de su hijo.

La película fue rodada en Malibú, California, con un presupuesto muy bajo y sin permisos legales. Algunas escenas fueron filmadas en secreto en lugares públicos, lo que provocó problemas con las autoridades y los transeúntes.

¿Por qué verla?

La principal razón para verla es que somos un poco masoquistas con esto del cine, no vamos a negarlo.

Si te gustan las películas de serie B, el humor negro, la violencia exagerada y los efectos especiales caseros, no la descartes; puede que hayas encontrado tu película. Hoy en día se considera una obra de culto que parodia los clichés del cine de acción, el género post-apocalíptico y el nazismo. La película ofrece un espectáculo divertido y absurdo, lleno de escenas memorables y diálogos hilarantes.

El director Peter George era un surfista aficionado que se inspiró en las películas de playa de los años 60 y en las novelas gráficas de Mad Max para crear el universo de la película.

El reparto está compuesto por actores desconocidos que interpretan a sus personajes con mucha entrega, pero poca efectividad. La más destacada es Gail Neely, que da vida a la protagonista Eleanor “Mama” Washington, una mujer fuerte y decidida que se enfrenta a los surfistas nazis con una motosierra, una pistola o una granada. Lo que tenga a mano.

La buena de Gail era una abogada que se dedicaba al cine como hobby y tuvo que aprender a manejar armas de fuego y explosivos para este papel. Su actuación es tan excesiva como carismática, y se convierte en el alma de la película.

El actor Barry Brenner, que interpreta al líder nazi Adolf, era judío y dijo sentirse incómodo al llevar una esvástica en el pecho. El actor también sufrió una lesión en el ojo al rodar una escena de pelea con una tabla de surf.

¿Qué falla en Los surfistas nazis deben morir?

Podríamos decir que todo falla en la película, aunque tampoco fuese justo del todo. Su calidad técnica es muy baja, su guion es incoherente, su ritmo es irregular y su mensaje es cuanto menos confuso.

En ocasiones se puede hacer incluso aburrida, algo imperdonable en este género.

La película tampoco explota todo su potencial como sátira social o política. A pesar de su premisa original y provocadora, la película no profundiza en las causas o las consecuencias del apocalipsis nuclear, ni en la ideología o la motivación de los surfistas nazis. La película se limita a mostrar escenas de acción y humor sin mucha coherencia ni trascendencia y encadenarlas unas tras otras.

¿Cómo fue recibida?

 “Los surfistas nazis deben morir” fue un fracaso comercial y crítico en su estreno. La película fue duramente criticada por su falta de calidad incluso para ser de Troma, su argumento absurdo y su humor ofensivo.

Cuenta la leyenda que muchos críticos abandonaron la sala antes de terminar la proyección y la película solo recaudó 36.000 dólares en Estados Unidos, lo que supuso una pérdida para Troma.

Sin embargo, con el paso del tiempo, la película se ha convertido en un clásico del cine trash y ha ganado adeptos entre los fans del cine de culto. La película ha sido reeditada en DVD y Blu-ray con material extra y ha sido objeto de homenajes por parte de otros cineastas. Incluso se novelizó.

Admito no haber leído ese libro y creo que no lo haré próximamente.

Conclusión

 Es difícil recomendar esta película. No es para todos los gustos, no es ni para todos los amantes del cine de serie B. Los surfistas nazis deben morir es una película que hay que ver sin ningún tipo de espíritu crítico y con todo el sentido del humor que puedas albergar.

Podríamos decir que se trata de una “obra maestra” de todo lo malo del cine trash y que ofrece un entretenimiento descerebrado. Si te gustan las películas de Troma te hará pasar un buen rato. Si no, mejor aléjate de ella todo lo que puedas, corre y no mires atrás.